Al rechazar el acuerdo de paz entre FARC y el gobierno, Colombia tiene algo que enseñarnos. No puedo decir que los que han perdido familiares y han vivido en terror no tienen derecho de exigir una justicia que también puede llamarse “venganza”, pero puede que tal justicia viene a costo de la paz. De lo lejos es fácil ver el asunto en tales terminos; posiblemente si yo estuviera viviendo lo que están viviendo los colombianos, sería más difícil perdonar. Espero que lo podría hacer, pero decir es una cosa y hacer es otra.
Podemos enfrentar situaciones grandes y pequeñas en cuales tenemos la opción entre la paz y la venganza. Espero tener la fuerza para perdonar y así poder proclamar la paz. No quiero exigir la justicia si eso resultará en derramar sangre para pagar sangre derramada. Así se asegura que no habrá fin a la violencia.
¡Qué hermosos son, sobre los montes,
los pies del que trae buenas nuevas;
del que proclama la paz,
del que anuncia buenas noticias,
del que proclama la salvación,
del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!
– Isaías 5:27 (NVI)